martes, 30 de noviembre de 2010

Porque sí



Mi filosofía de vida varía dependiendo de cómo tenga el día. De la misma forma que a veces me inflo de positivismo, otras me desinflo con más rapidez aún. Siempre he sido muy impulsiva, pero de un tiempo a esta parte he aprendido a reprimir esos impulsos, cosa que no es fácil cuando tienes mil tormentas de ideas internas que no saben muy bien por dónde salir. Esto no es ni la quinta parte de lo que transcurre por mi cabeza a lo largo del día. Sólo son fotogramas. Sólo muestro sensaciones y estados de ánimo espontáneos. Instantáneas de pensamientos y retales de sensaciones. No hay que unirlas con líneas rectas, sino con curvas. A veces tengo ideas brillantes y otras tantas (más) tengo ideas de mierda. Me gusta jugar, perderme entre juegos de palabras. Quiero que me valoren por mis acciones y mis deducciones y no por mi par de zapatos nuevos. Puedo regir y puedo someterme. Puedo hacer lo que me venga en gana. Puedo ser genial o simple. Puedo. Puedo inventar mis propias historias y recrearme con ellas. Es lo que hago siempre. Me gusta estimular a las mentes. Me gusta jugar. Podría estar jugando todo el día.. Y me da absolutamente igual que me tachen de inmadura sólo por intentar ver la vida con otros ojos. Sólo intento buscar la forma en la que las cosas son menos cosas y son más sensaciones. Son más de los cinco sentidos. Más de pelos de punta, de mariposas en el estómago, de miradas cómplices, de frío y calor, de melodías a latidos y de sabores dulces. Y no tengo límite. No intentes buscarlo. Soy lo que soy.