jueves, 22 de abril de 2010

Génova

Me parece increíble que todavía no haya hablado sobre Génova. La descubrí entre los días 5 y 10 de Marzo. Ya era hora de hacerle un hueco aquí.
Entender Génova es complicado, me llamó la atención su "acento francés" (sí, no sé italiano pero mis 3 años en clase de francés sirvieron de algo). Parece que la montaña la empuje hacia el mar, y como método de salvación ella se extiende hacia los lados, de punta a punta de la costa; o hacia el interior, subida incluso en la montaña. Génova ama (y yo también) los edificios de colores alegres, le ponen así su peculiar toque de alegría a una ciudad donde el Sol no suele hacer parada.
Su calle central, Vía XX Setembre, me atrapó. Enormes edificios de piedra con columnas y arcos que recogen desde la más humilde tienda hasta una enorme cadena de ropa.

(Piazza di Ferrari y principio de Vía XX Settembre)

Sin olvidarme de su artístico Cementerio Staglieno, pasillos enormes de mármol con lujosos monumentos. O del Duomo de San Lorenzo, con sus preciosos leones y su fachada a dos colores.




















(Cementerio y Duomo)

En cada esquina un Africano o un Árabe ofreciéndote pulseras, flores o figuritas. Si aceptas algo, no te olvides de la voluntad para África.
Desde su puerto, se abren lujosas calles teñidas por colores de palacios preciosos. Recuerdo de una burguesía que, quizás, surgió antes de tiempo gracias al comercio con moros y cristianos. Pegado al puerto se distingue, por un gracioso griterío, el mercado. Fruta, verdura, ropa y souvenirs a la espera de que algún/a turista caiga en la tentación y le lleve una figurita del faro a su madre y vasos de chupitos (en los que se lee "I love Génova") a sus amigas, para brindar por ellas.

El centro histórico se caracteriza por sus estrechísimas calles, edificios (sí, de colores) unidos por cuerdas de tender y cómo no, esas perfectas frases escritas a spray en sus paredes, reivindicando libertad y república. Tampoco faltan las declaraciones de amor.

(Es precioso fugarse contigo)

La gente de Génova, en general, me pareció extremadamente educada. Todo pedido "per favore" y siempre con un "grazie". Si los ves conducir es otro mundo, si te subes con un italiano en coche... ¡es otra especie!.

Sin embargo, cuando has visto Génova, al irte no puedes evitar sentir cierta melancolía. Echas de menos ese parloteo musical, cínico y ruidoso. Te preguntas qué es lo que se esconde, qué es lo que han visto esos muros oscurecidos por la salada humedad que viene de la costa. Te queda la impresión de no haberlo visto todo. Sobretodo, piensas que no lo has entendido todo.

Recuerdas la Lanterna, el faro de Génova, su símbolo por excelencia. Recuerdo sus vistas nocturnas, desde la ventana de la cocina, me hubiera podido tirar horas y horas sentada ahí, delante de esa ventana, observando las miles de lucecitas tímidas ante la gran luz de la Lanterna.

Y sí, sólo estuve 6 días, pero os lo quería contagiar. Que lo sintierais aunque fuera un poquito.






(Lanterna y puerto al atardecer y vistas nocturnas desde la cocina)

domingo, 11 de abril de 2010

Hazte fan

Me declaro fan del presente. De lo bonito de despertar y ver el cielo azul, de lo bonito de despertar y ver cómo llueve tras la ventana. No importa las vueltas que demos en la vida, si hemos estado arriba o abajo, qué calles pisamos y de qué manera. Lo importante es lo que llevamos dentro, la felicidad de las pequeñas cosas, los sueños que aún no se han cumplido. El camino que nos ha llevado hasta este punto, el momento en que nuestras pupilas se encontraron, fue solamente eso, un camino. Un aplauso para los que viven de lo que les dicta el corazón, para los que saborean hasta la última gota de café. Para los que sueñan por el día, duermen algunas noches y otras se las beben trago a trago. Para los que lloran en el cine si la escena es triste. Para todos aquellos que se lanzan a vivir aventuras, porque eso es la vida misma. Aprovechar cada segundo y tirar todos los relojes por la ventana. Gritar cuando te apetezca. Pasar de formalismos. A mi me importa más si sonries que si vas bien vestido. Y empezaré a comer cuando quiera, y el tenedor da igual a que lado esté del plato. Un hurra para los que hacen lo que sienten, como lo sienten. Los que hacen cosas por los demás, los que viven intensamente si el de al lado es un poco más feliz. El mundo puede cambiar, y los colores existen si tú los pintas. ¿Te presto mis pinceles?. Pasa de superficialidades y vive, vive de verdad. Un enhorabuena de mi parte si vives de esta manera. El amor está en todas partes, y la felicidad también. Todo cambia según el cristal con el que se mira, todos a ponernos cristales de colores. Si ves un atardecer, retrátalo en tus ojos, si descubres el mejor sabor del mundo, siéntelo, si vives un momento increíble, grábalo en tu piel. Si algún día no encuentras lo que buscas, vuelve la mirada hacia otro lugar. O busca el mar. El amor. El sol. La lluvia. Sueña, ríe, pero sobretodo vive.